(La publicación de
la siguiente foto y del presente
artículo se ha hecho con la autorización expresa y escrita de Doña Carmen
Esperón Sertal)
Doña Carmen Esperón
Sertal en la Escuela de Canteros de San Salvador de Poio
Te conozco desde hace bastantes años, querida Carmen. En concreto te conocí cuando, al poco tiempo de ser
elegida Presidenta de la Comunidad de montes de San Salvador de Poio (provincia
de Pontevedra) allá por el año 1999, te presentaste en el Despacho de
abogados en el que trabajo para que lleváramos los asuntos legales de esa
Comunidad.
Desde el principio
llamaste mi atención, querida Carmen: mujer
madura, ama de casa, madre de familia numerosa y aun tenías tiempo y, sobre todo,
muchas ganas de luchar por una Comunidad cuyo monte vecinal en mano común, por desgracia, había sufrido una de las
mayores apropiaciones que entonces conocía y conozco en la actualidad,
pues, más de la mitad del monte clasificado como vecinal de San Salvador de
Poio se encuentra ocupada con instalaciones y construcciones de diversa índole
y, por ende, detraída de su aprovechamiento por el común de vecinos de San
Salvador de Poio, sus legítimos propietarios.
No te enfades, querida Carmen –ni tampoco las
lectoras de este escrito-, cuando afirmo que me sorprendió tu condición de
mujer y ama de casa, pues, tanto en el momento en que te conocí, como en la
actualidad, son pocas las mujeres que acceden a la Presidencia de una Comunidad
de Montes. A día de hoy las Comunidades
de este tipo que yo conozco presididas por mujeres se cuentan con los dedos de
una mano (tres en la provincia de Pontevedra y dos en la provincia de
Lugo).
Pero, como saben todos tus vecinos del bario de O Bao,
en el que resides desde 1960, querida Carmen, tu labor social y vecinal no se inició con el acceso a la Presidencia
de la Comunidad de montes de San Salvador de Poio en 1999, sino mucho antes, al
ponerte al frente de la Asociación de Vecinos de tu barrio, organizando
numerosos actos culturales y deportivos con los niños y jóvenes de O Bao, intentando
evitar su caída en la adicción a las drogas que, desgraciadamente, causó
estragos en la juventud en la década de los setenta y ochenta del pasado siglo.
Creaste, con ayuda de tus vecinos, un coro de niños, visitas mensuales a todos
los museos de Galicia, competiciones deportivas …
No sé si esa labor social que realizaste, querida
Carmen, con los jóvenes de O Bao ha tenido algo que ver con el hecho innegable de
que un alto porcentaje de los jóvenes de ese barrio hayan cursado con éxito
carreras universitarias. Corresponde a ellos, y no a mí, por supuesto, afirmar
si existe alguna relación de causa-efecto entre ese resultado y el acceso a la
cultura y el deporte que, desde la Asociación de vecinos de O Bao, se les
inculcó desde su niñez.
Pero debo continuar
narrando mi vivencia en relación a tu labor como Presidenta de la Comunidad de
montes de San Salvador de Poio. Todo aquel que te conozca un poquito, querida
Carmen, sabe que eres una mujer con un
enorme coraje, que no se amilana ante nadie ni ante nada. A lo largo de los 16
años que has ostentado la Presidencia de la Comunidad de montes de San Salvador
de Poio has tenido que enfrentarte a una gran cantidad de personas (en
algunos casos, tus propios vecinos), representantes públicose, grandes
empresarios …, lo que –a pesar de los sinsabores, disgustos, noches en vela e,
incluso pequeñas discusiones en tu ámbito más íntimo que, por el cariño y amor
que te tenían y te tienen, insistían en que dejases tu cargo-, no hizo que
cejases ni un momento en tu ardua defensa por la integridad del monte clasificado
como vecinal en mano común de San Salvador de Poio.
Gracias a tu empeño y tenacidad, conseguiste, querida Carmen, que la Administración Forestal
tramitase el deslinde del citado monte clasificado por el Jurado de Pontevedra,
lo que supuso el freno inmediato a futuras apropiaciones ilegítimas de dicho
monte. Pero es que, además, cuando dicho
deslinde fue aprobado, dejando fuera del perímetro de ese monte vecinal una
gran extensión de terreno que, 20 años atrás, había sido clasificada como tal
por el Jurado de montes de Pontevedra y que, actualmente, se halla ocupada
con instalaciones y edificaciones diversas, procediste, con un amplio refrendo de la Asamblea General
de comuneros de San Salvador de Poio, a recurrir judicialmente la Orden
aprobatoria de tal deslinde allá por año 2009.
Y ahora, querida Carmen, la Justicia ha venido a darte la razón, al
haber dictado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia el pasado mes de
febrero del corriente una sentencia, por la que acuerda anular la orden
aprobatoria del deslinde tramitado, dado el gran desfase existente entre la
superficie del monte clasificado en 1981 por el Jurado de Pontevedra como vecinal
en mano común de San Salvador de Poio, en relación a la exigua extensión de
monte deslindado como tal por la Administración Forestal
en 2009.
Dicha sentencia no es
firme y, de hecho, ya se ha preparado frente a ella recurso de casación ante el
Tribunal Supremo por parte de algunos de los afectados. Pero esta batalla,
querida Carmen, ya no corresponde librarla a la Junta Rectora
presidida por ti, sino a la
nueva Junta que fue elegida en la Asamblea General
celebrada el 7 de marzo del presente año 2015.
Tengo, para muchos, querida
Carmen, el defecto (aunque no tengo el más mínimo reparo en reconocer que, para
mí, es una virtud) de encariñarme y
crear un lazo de amistad con muchos de mis clientes, pues, al fin y al cabo, la
profesión a la que me dedico provoca que pase una buena parte de mi vida con
vosotros, hablando no sólo de trabajo, sino compartiendo –a medida que va
pasando el tiempo- vuestras alegrías y vuestras penas, tanto profesionales como
personales.
Ese cariño que te tengo, querida Carmen -que sé que
es recíproco-, me ha llevado a escribirte este artículo para felicitarte por la ingente labor que has
realizado en estos últimos 16 años, en defensa de la integridad del monte
vecinal en mano común de San Salvador de Poio.
Y no olvides, querida Carmen, que tus vecinos de O Bao
esperan y desean que continúes tu labor, tan preciada para ellos, en el seno de
su Asociación de Vecinos.
¡¡¡Hasta la vista, querida Carmen¡¡¡, que te vaya
bonito, pues te lo mereces.
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