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domingo, 25 de septiembre de 2016

LOS REPARTOS DEL MONTE VECINAL COMO MEDIO FUNDAMENTAL DE SU APROPIACIÓN PRIVADA POR PARTICULARES

Fuente: El Progreso de 10/7/2016:  "La Fiscalía investiga las irregularidades en la gestión del monte en mano común". 



Tras mi reciente visita al Servicio de Montes de Lugo en la que estuve conversando con el Jefe de dicho Servicio, Ramón Rozadillas, la abogada de la Jefatura, Lucía Belver y el Jefe Territorial, Ramón Losada, he considerado conveniente escribir este artículo sobre los repartos de los montes vecinales en mano común, para poner de relieve cómo éstos se han convertido en uno de los medios más frecuentes de apropiación privada del monte vecinal.


►¿Qué son los repartos del monte vecinal?

Pese a que los montes vecinales son indivisibles, tanto la Ley (artículo 22) como el Reglamento (artículo 51) de montes vecinales en mano común permiten su reparto “en lotes,  suertes o tenzas” bajo determinados requisitos:

1º.- El reparto sólo puede afectar una porción del monte vecinal, no a su totalidad.

2º.- El reparto sólo se puede efectuar a favor de los comuneros, no a favor de personas que no formen parte de la Comunidad de montes propietaria.

3º.- El reparto sólo se puede efectuar para usos agrícolas y ganaderos, excluyéndose, por tanto, el uso forestal, de forma que la explotación maderera del monte vecinal corresponde exclusivamente a la Comunidad de montes propietaria.

4º.- El reparto es temporal, siendo el plazo máximo de vigencia del mismo el de 11 años, de forma que una vez finalizado, si la Comunidad propietaria opta por continuar con el reparto de esa porción de monte, podrá acordar uno nuevo pero con la obligación de que “los lotes que se entreguen a los comuneros no pueden coincidir con los que se aprovecharon en el período anterior”.


►¿Cuál es el origen de los repartos del monte vecinal?

En mi opinión, dos son las causas que motivaron la existencia de los repartos del monte vecinal:

1ª.- Durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX el monte comunal es la fuente fundamental de subsistencia del agro gallego. Los vecinos necesitan el monte para dar de comer al ganado; para recoger el “toxo” con el que hacer la cama de los animales con la que, después, producirán estiércol para abonar los campos; para recoger leña para mantener la lumbre en sus lareiras, etc.

Pero estamos en los llamados “ANOS DA FAME” y hay vecinos que ni siquiera pueden permitirse el lujo de tener campos propios que cultivar, por lo que comienza la costumbre de roturar el monte las llamadas “tenzas o quiñones” iguales que se repartían entre los vecinos para su cultivo agrícola individual.

.- A finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, la propia indeterminación legal de los montes vecinales, provoca un fuerte intervencionismo administrativo del Estado y de los Ayuntamientos sobre los citados montes, que viene a catalogarlos como “montes públicos”.

En las primeras décadas del Siglo XX se inician las grandes repoblaciones forestales de los montes comunales, fruto de los Consorcios suscritos entre la Administración Forestal, las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos, que se niegan a reconocer y permitir cualquier aprovechamiento vecinal sobre los montes plantados, con la consecuente aplicación de un riguroso régimen sancionados a los vecinos que osaban realizar tales aprovechamientos.

Pues bien, una de las formas de eludir tales repoblaciones forestales era partir el monte comunal entre los vecinos, como si se tratase de leiras o fincas particulares, que se procedía a labrar con cultivos agrícolas o dedicar a pastizales para el pastoreo de ganado.

Pues bien, esta costumbre del reparto se llega a extender de tal manera en el agro gallego que la propia Compilación de Galicia de 1963 (que constituye la primera regulación legal de los montes vecinales) prevé en su artículo 89 la posibilidad de que los Ayuntamientos puedan distribuir “temporalmente” el monte vecinal en “lotes o parcelas” para el “cultivo agrícola”.


► La apropiación privada del monte vecinal como consecuencia actual de los antiguos repartos. Caso concreto de la provincia de Lugo

Buena parte de las apropiaciones privadas del monte vecinal que existen en la actualidad provienen de los antiguos repartos, debido a que en muchos casos el vecino que aprovechaba una “tenza o quiñón” nunca dejó de hacerlo, llegando a considerar ese trozo de monte vecinal como de su exclusiva propiedad, procediendo, incluso, a su transmisión tanto en vida (compraventa, donación, etc) como tras su muerte (sucesión hereditaria).

Son las llamadas “TOMADAS” del monte vecinal, frente a las que tienen que luchar las Comunidades de montes vecinales que quieren proteger la integridad de su monte vecinal.

Pero el supuesto de apropiación que se denuncia desde el Servicio de Montes de Lugo es todavía más grave, tanto por la gran extensión de la superficie apropiada (sobre 15.000 Hectáreas de monte vecinal, nada más y nada menos), como porque, en muchos casos, tales apropiaciones cuentan con la anuencia de las propias Comunidades de montes propietarias, que llegan incluso a solicitar permisos de corta de madera en su monte vecinal a favor de particulares, lo que ha llevado al Servicio de Montes de Lugo a denegar tales permisos de tala y a enviar un informe de esta ilegal situación a la Fiscalía que, según el artículo publicado el 10/7/2016 en “El Progreso”, ha “abierto las correspondientes diligencias previas por <<el incumplimiento sistemático del régimen sobre la concesión de los aprovechamientos forestales, que supone un reparto fáctico del monte; la apropiación por particulares de los terrenos y la declaración ilegal por particulares de terrenos en montes vecinales para el cobro de ayudas agrarias>>.

Desde aquí no puedo menos que alabar la gran labor realizada por el equipo de personas que conforman el Servicio de Montes de Lugo que, liderados por Ramón Losada (Jefe Territorial), Ramón Rozadillas (Jefe de Servicio) y Lucía Belver (abogada de la Jefatura) han tratado de poner freno a esta irregular práctica contra la integridad del monte vecinal gallego.

Vigo, 25 de Septiembre de 2016