Bosque do Cadro en Marin (Pontevedra). Fotografía de Montse Cabo
I.- ORIGEN
Y EVOLUCIÓN DE LOS DISTINTOS MONTES “COLECTIVOS”
Tal y como destaca la historiadora Aurora
Artiaga Rego en su artículo “Montes Públicos y
Desamortización en Galicia” (que constituye una parte de su tesis “La
Desamortización en la provincia de Pontevedra”), lo que hoy conocemos como “MONTES COMUNALES” tuvieron no sólo en
Galicia, sino en la totalidad del territorio español, una consideración vecinal,
pero con el devenir de los siglos, y propiciado por la creación de los
Ayuntamientos a principios del S. XIX, en el resto de España tales montes
adquirieron una naturaleza comunal MUNICIPAL.
Así
las cosas, puede afirmarse que los montes comunales, idénticos en su origen,
han tenido dos evoluciones diferentes en España, una –que es denominada
por A. Nieto como “la solución castellana”, en la que los montes comunales
fueron absorbidos por e patrimonio municipal, una vez que el Municipio vino a
sustituir a su antiguo titular (el común de vecinos), y otra solución, que se
dio en Galicia (y en parte del Noroeste de España), en la que se mantuvo el
vínculo y titularidad vecinal sin dejarse dominar por la creciente intervención
administrativa auspiciada por la normativa estatal.
El motivo
de esta diferente evolución podemos encontrarlo en que en el resto de
España, al estar muy arraigado el sistema político concejil, los montes
primitivamente vecinales fueron absorbidos por el patrimonio municipal, como ya
he dicho, con la creación de los Ayuntamientos. Por el contrario, en Galicia, al estar caracterizado nuestro territorio por la
peculiaridad de los asentamientos poblaciones y entidades rurales específicas
–las “PARROQUIAS”-, exentas de la tradición e influencia concejil que se dio en
el resto de España-, los Ayuntamientos se crean en 1836 tomando como base
referencial la
PARROQUIA GALLEGA, en un intento de adaptarse
a la realidad existente en Galicia. Es decir, en Galicia los Ayuntamientos se
crean a principios del S. XIX como una agrupación de las preexistentes
“PARROQUIAS”, cuyos vecinos venían aprovechando desde tiempo inmemorial los
llamados “BALDIOS” o “COMUNALES”.
Pues
bien, con la Desamortización de Mendizábal y Pascual de
Madoz, que tienen lugar a lo largo del S.XIX, el Estado puso a la venta los
bienes de las entonces consideradas como “manos muertas” (clero, ayuntamientos,...) sometiéndolos a
pública subasta.
En Galicia, la inquietud
que ello generó en el colectivo vecinal, ante la posibilidad de que se
vendieran los montes vecinales, que eran absolutamente necesarios para la
subsistencia de los vecinos
(que obtenían de los montes: el alimento -carne, leche y miel-, el abrigo
-lanas, pieles y cueros-, la fuente energética principal –leña- y el abono de
los campos de labor –rozas de matorral con el que se hacía la cama de los
animales, para después utilizarlo como estiércol-), dada la entonces precaria
economía doméstica de los colectivos vecinales –eminentemente agrarios y
ganaderos, propició que los propios Ayuntamientos tramitasen unos
expedientes destinados a la excepción de
venta de aquellos montes aprovechados por el común de los vecinos. Por
tanto, en Galicia los montes vecinales no fueron vendidos en la
desamortización, precisamente por ser de aprovechamiento del común de vecinos
desde tiempo inmemorial, pues, una vez acreditado tal aprovechamiento mediante
–en la mayoría de los casos- expedientes de información testifical posesoria
tramitados en el Juzgado y protocolizados notarialmente, se excluyeron de la
venta en pública subasta.
Por su parte, en el resto de España (aunque también en ciertas localidades
gallegas) esa misma inquietud que generó el proceso desamortizador en
los colectivos vecinales, provocó que los
vecinos se movilizasen para encontrar dinero suficiente con el que, entre
todos, acceder a las subastas públicas y adquirir mediante compra los terrenos que
sustentaban su forma de vida. Aunque también es cierto, que en otros casos, la compra por
los vecinos de los montes comunales no se realizó en las subastas
desamortizadoras, sino que se
“compraron” directamente a la nobleza mediante la “redención de los foros
respectivos”.
Así
pues, en la actualidad podemos distinguir tres tipos de montes de
aprovechamiento colectivo en España:
1º.- Los MONTES COMUNALES, de titularidad
pública municipal.
2º.-
Los MONTES VECINALES EN MANO COMÚN, de titularidad privada pero en
comunidad germánica.
3º.- Los MONTES DE SOCIOS, de titularidad
privada pero en comunidad romana.
Paso a exponer, a continuación, las
similitudes y diferencias entre los mismos.
II.- LOS
MONTES COMUNALES DE TITULARIDAD PÚBLICA
Se regulan en la Ley Reguladora de
las Bases de Régimen Local (ley 7/1985, de 2 de abril) y en la actual Ley 43/2003, de
21 de Noviembre, de Montes (que vino a sustituir a la Ley de Montes de 1957).
En el artículo 79 de la Ley de Bases de
Régimen Local se atribuye la titularidad de los bienes comunales a las
“Entidades Locales”, afirmando que:
“Tienen la
consideración de comunales aquellos cuyo aprovechamiento corresponda al común
de los vecinos”.
Por su parte la Ley 43/2003 de Montes
establece en su artículo 12 que integran
el “dominio público forestal”:
“Los montes
comunales, pertenecientes a las entidades locales, en tanto su aprovechamiento
corresponde al común de vecinos”.
Ahora bien, por ·”entidades locales”
aquí no podemos entender “colectivos vecinales”, sino exclusivamente entes
públicos de carácter local, esto es, los Ayuntamientos y Entidades Locales
Menores.
Pues bien, tanto la Ley de bases
(artículo 80) como la Ley de Montes (artículo 14) disponen de forma tajante y
contundente que:
“Los montes
del dominio público forestal son inalienables, imprescriptibles e inembargables
y no están sujetos a tributo alguno que grave su titularidad”
Destacar
que esa proclamación de la inalienabilidad e imprescriptibilidad de los montes
comunales establecida en tales leyes no viene más que a cumplir el mandato
constitucional establecido en el artículo 132 de la CE, en cuanto dispone que:
“La ley
regulará el régimen jurídico de los bienes de dominio público y de los
comunales, inspirándose en los principios de inalienabilidad,
imprescriptibilidad e inembargabilidad, así como su desafectación”.
Por
tanto, los montes “comunales” al igual que los “montes vecinales en mano común”,
son bienes inalienables e imprescriptibles, pero se diferencia de éstos y de
los “montes de socios” en que son bienes de titularidad pública municipal.
III.- LOS
MONTES VECINALES EN MANO COMÚN
Se regulan en la Ley (estatal) 55/1980, de
11 de noviembre, de montes vecinales en mano común; Ley (estatal) 43/2003, de
21 de Noviembre, de Montes; Ley (gallega) 13/1989, de 10 de octubre, de montes
vecinales en mano común; Ley 2/2006, de 14 de junio, de Derecho Civil de
Galicia; Ley 7/2012, de 28 de Junio, de Montes de Galicia y Ley (del Principado
de Asturias) 3/2004, de 23 de noviembre, de Montes y Ordenación Forestal.
Los
montes vecinales en mano común (MVMC) se encuentran en su mayor parte en el
noroeste de España, existiendo con mayor intensidad en las cuatro provincias
gallegas, en el Oeste de Asturias, en las comarcas del Bierzo de León y en
Sanabria de Zamora.
Se dice
que un monte es vecinal en mano común cuando ha venido siendo aprovechado por
el grupo vecinal de la demarcación territorial en que se halla radicado, desde
tiempo inmemorial y en régimen de comunidad germánica, esto es, sin especial
asignación de cuotas (a diferencia de la comunidad romana, en la que los
copartícipes tienen cuotas distintas en la titularidad).
Los MVMC pertenecen a los vecinos con casa
abierta (“con fumes”) y residencia habitual en la localidad (parroquia, lugar
…) donde se hallan ubicados, por lo que la comunidad está compuesta
por los vecinos que integran dicha localidad en cada momento. Por tanto, el
colectivo propietario del MVMC lo es, no sólo en el número de personas de un
momento dado (de la vecindad actual), sino con las que han de venir a formarla
en el futuro.
Este tipo
de montes se caracteriza por unas notas innatas o consustanciales a los mismos,
que se han venido a llamar las tres íes de los MVMC: la inalienabilidad, la imprescriptibilidad y la
indivisibilidad.
La INALIENABILIDAD innata a todo MVMC significa
que se prohíbe toda enajenación total o parcial del mismo y, en caso de
efectuarse, tal enajenación es nula radical o de pleno derecho, sin que pueda
ser subsanada por su inscripción registral y sin que ni siquiera pueda ser
oponible a los montes vecinales la figura del tercero hipotecario (art. 34 de la Ley Hipotecaria
–LH)
¿Qué significa
que la enajenación de no monte vecinal no queda subsanada por la inscripción
registral y que no es oponible la figura del tercero hipotecario?.
En nuestro
ordenamiento jurídico rige el principio de exactitud o legitimación registral
(art. 35 y 38 de la LH), esto es, se presume que un terreno que se halla
inscrito en el registro de la propiedad pertenece al titular registral, pero es
más, si el actual titular registral a su vez adquirió el terreno a título
oneroso de quien ya figuraba en el registro como titular, su titularidad
inscrita resulta inatacable (protección del llamado tercero hipotecario ex art.
34 de la LH).
Ahora bien, dado
que el monte vecinal es inalienable, existe
una inhabilitación legal para enajenar, que determina la ilicitud o nulidad
absoluta del contrato y, por lo tanto, la enajenación no puede quedar
convalidada por su inscripción registral, al ser el acto inscrito nulo de pleno
derecho (art. 33 de la LH), ni quedar protegido por la figura del tercero hipotecario
(art. 34 de la LH).
La IMPRESCRIPTIBILIDAD igualmente innata a los MVMC
implica la imposibilidad de adquirir el dominio de un monte vecinal por su
posesión en concepto de dueño y de forma continuada a lo largo del tiempo.
La
imprescriptibilidad del monte vecinal conlleva que no pueda oponerse, frente a su reivindicación contra un tercero que
lo ocupa desde hace años, los artículos 1957 y 1959 del Código Civil (Cc),
que regulan la adquisición del dominio de un inmueble por su posesión en
concepto de dueño durante diez años (con inscripción registral) o durante
treinta años (sin inscripción registral y sin título).
La INDIVISIBILIDAD innata a todo MVMC
implica que se prohíbe todo reparto de su dominio entre los comuneros
que conforman la Comunidad propietaria del mismo y, en caso de efectuarse, tal
división o reparto será nulo de pleno derecho.
Muchos de los montes vecinales radicados en Galicia
fueron objeto de división o reparto entre los propios vecinos a finales del
siglo XIX y principios del XX, como una forma de eludir el intervencionismo
administrativo y, sobre todo, las repoblaciones masivas del Patrimonio Forestal
del Estado que tuvieron lugar en tales períodos de tiempo.
Como antes he
expuesto, la propia implantación de la nueva administración liberal a
principios del Siglo XIX, junto con la creación de los Ayuntamientos en 1836,
dio lugar a un período caracterizado
por la “indeterminación legal” de los montes vecinales, al no reconocerse la
personalidad jurídica de las comunidades rurales propietarias,
convirtiéndose el Ayuntamiento en la única instancia representativa del
colectivo vecinal parroquial. De ahí surgió una normativa tendente a conceptuar
los montes vecinales como propiedad “pública”, con disposiciones que se caracterizaban por el creciente
intervencionismo administrativo, así el RD de 16-02-1859 que posibilita
el primer catálogo de montes (públicos), la Ley de Montes de 1863 y su
Reglamento de 1.865, planes de aprovechamiento de 1875, Real Orden de
20-09-1896 que introduce el concepto de “montes de utilidad pública”,
etc.; este desarrollo normativo tuvo su
continuidad en el siglo XX con el Estatuto Municipal de 1924, el Decreto de 10
de marzo de 1.941 (por el que se constituye el Patrimonio Forestal del Estado
con el objetivo de realizar grandes repoblaciones en todo el territorio
nacional), la Ley
Hipotecaria de 1946 y la Ley de Régimen Local, las que
constituyen el mecanismo capaz de
municipalizar completamente la propiedad vecinal, inventariándola e
inscribiéndola en el Registro de la propiedad como bienes municipales con la
simple certificación del Secretario.
Pues
bien, las repoblaciones masivas
realizadas por el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) en la primera mitad del
Siglo XX, conllevaron una intensificación de las sanciones y, en general, una
fuerte presión sobre los vecinos, cuya precaria economía doméstica
dependía enormemente del pastoreo y recogida de leñas y esquilmes en el monte
vecinal.
Así
pues, con el fin de eludir ese fuerte intervencionismo administrativo del
Estado y Municipios sobre los montes vecinales, surgieron los llamados “repartos” de tales montes entre los vecinos,
de tal forma que lo que se hacía era partirlos en “suertes”, “quiñones”,
“tenzas” o “alargos”, como si se tratase de leiras o fincas particulares, que
se procedían a labrar con cultivos agrícolas o con pastizales para el pastoreo
de ganado, para así evitar que tales montes fueran objeto de las repoblaciones
forestales del PFE y, por ende, las consecuentes sanciones por realizar aprovechamientos
en los montes repoblados. Debe tenerse en cuenta que una gran mayoría de las
ocupaciones actuales del monte vecinal en Galicia por parte de particulares
proceden de dichos repartos.
Pues bien, la indivisibilidad del MVMC conlleva la
ilegalidad de tales repartos o divisiones del monte comunal como medio de
adquisición de una titularidad dominical individual sobre el monte vecinal, sin
que tampoco se pueda adquirir su dominio por la posesión continuada en el
tiempo de las porciones de monte que fueron partidas, dada la
imprescriptibilidad igualmente innata de los MVMC.
La imprescriptibilidad innata o
consustancial al MVMC, ha sido confirmada por las recientes Sentencias del TRIBUNAL SUPREMO de
26/2/2015 (JUR 2015/113925) y 3/3/2015 (JUR 2015/111596), en sendos
supuestos de ocupación de unas porciones de los montes vecinales de Vilaboa
(aproximadamente 15 Has) y Figueirido
(aproximadamente 20 Has), que se remontaba al año 1898, cuando los
Ayuntamientos de Pontevedra y Vilaboa cedieron a la Junta Central de
Acuartelamiento sendas porciones del monte “Común de San Martín” de la
parroquia de Salcedo (aproximadamente 32 Has) y otra porción del monte
“Figueirido” para la construcción del actual Cuartel de La Brilat de Pontevedra
(la cesión del monte “Castiñeiras” de Vilaboa se produjo ya en 1968).
En
ambos casos el Abogado del Estado fundamentó su recurso de casación en que la imprescriptibilidad nunca había sido una
condición connatural al régimen jurídico de los MVMC, teniendo su origen,
respecto de Galicia, en la Compilación de Derecho Civil de 2 de diciembre de
1963, de tal forma que, según la Abogacía del Estado, antes de dicha
Compilación ninguna norma había sancionado semejante principio. Con lo cual,
los montes vecinales
en mano común devinieron imprescriptibles y, por ello, no susceptibles de
usucapión, solo tras la entrada en vigor de la citada Compilación
de Derecho Civil de Galicia de 2 de diciembre de 1963.
Pues
bien, tal y como argumenté en los
escritos de oposición a los dos recursos de casación interpuestos por el
Ministerio de Defensa –y así se acogió por el Tribunal Supremo en las
citadas sentencias-, la
imprescriptibilidad, la inalienabilidad e indivisibilidad de los MVMC tiene unos
sólidos anclajes en la doctrina jurídica universal, de forma que la
imprescriptibilidad no es una nota que se nos hubiera ocurrido a los gallegos afirmar
caprichosamente, sino que es un carácter
inherente a la comunidad de tipo germánico (sin cuotas, a diferencia de
la comunidad de tipo romano) y condición
propia de todas las formas de propiedad comunal, de la que los montes
vecinales en mano común son, en definitiva, una variante, como quedó ya
positivamente establecido en el cuerpo normativo de “Las Siete Partidas”,
redactado bajo el reinado de Alfonso X –“el sabio”- (1252-1284), cuya Ley 90,
Tít. XXIX, de la Partida tercera, dice que son exclusivamente <<del común de cada ciudad o villa los ejidos y los montes>>,
y la Ley 7, Tít.
XXIX, de la misma
Partida, establece que un <<ejido u otro
lugar cualquiera semejante de éste, de uso comunal del pueblo de alguna ciudad
o villa, no puede ganarlo ningún hombre por tiempo>>.
En
este sentido, alegué igualmente que el fundamento
de la imprescriptibilidad está en la condición especial de los montes
vecinales, como una clase de bienes comunales, pero vinculados al colectivo y
caracterizados por una altísima función social, que no se cumple en ésta o en
la siguiente generación, sino en la exigencia de perpetuidad, para que
el bien subsista a favor de los futuros
y sucesivos vecinos a quienes les está reservado.
En
definitiva, el legislador gallego de
1963 lo que vino es a reconocer lo que ya existía con anterioridad, esto es, a
legalizar las costumbres anteriores plasmadas en diversas resoluciones
judiciales de nuestros Altos Tribunales, reflejando en una norma escrita las
características propias e inherentes a estos montes vecinales, en cuanto forma
de aprovechamiento de un bien en régimen de comunidad germánica, sin
las que, sin duda alguna, no podrían existir ni haber sobrevivido a lo largo
del tiempo.
Por
tanto, los “montes vecinales en mano común” se diferencian –al igual que los
“montes de socios”- respecto de los “montes comunales” en que aquéllos son de
titularidad privada, mientras que estos son de titularidad pública municipal.
La diferencia, a su vez, con los “montes de socios” radica en que tanto los
“montes comunales” como los MVMC son bienes inalienables e imprescriptibles, en
cuanto constituyen una forma de aprovechamiento en comunidad germánica “(sin cuotas),
frente a los montes de socio que, como ahora se justificará, no gozan de tales
notas consustanciales al constituir una forma de comunidad romana con cuotas.
IV.- LOS
MONTES DE SOCIOS
Se regulan en la Ley (estatal) 43/2003, de
21 de Noviembre, de Montes; Ley (gallega); Ley 2/2006, de 14 de junio, de
Derecho Civil de Galicia; Ley 7/2012, de 28 de Junio, de Montes de Galicia.
Como
ya he expuesto al inicio de este artículo los llamados “montes de socios” tienen su origen en la compra por parte
de los vecinos de una determinada localidad del monte –en su origen
remoto de carácter vecinal- bien en las subastas públicas del proceso
desamortizador del S. XIX, bien directamente a la nobleza mediante la
“redención” del foro respectivo, adquiriendo
cada vecino (socio) una cuota específica de titularidad del monte comprado, en
proporción a la cantidad por él abonada del total del precio.
Los “montes de socios”, a diferencia de los MVMC
(comunidad germánica o sin cuotas), son comunidades de tipo romano caracterizadas:
1º.- Por el reparto en cuotas desiguales entre los
distintos copropietarios, equivalentes a lo que en un principio correspondía al
tanto de renta que tenía que pagar cada casa del total del canon foral o de la
parte del precio abonada por cada vecino en la subasta de la desamortización.
2º.- La propiedad no está ligada o vinculada a una
determinada vecindad (residencia en la localidad donde radica el monte), sino
al contrato de compra por cuotas del monte en cuestión.
3º.- Cada uno de los copropietarios están facultados
para vender, ceder o transmitir su parte.
4º.- La comunidad se puede dividir en proporción a la
cuota de que sea titular cada copropietario, lo que conllevará,
inevitablemente, a la extinción de dicha comunidad.
Con la Ley
estatal de montes nº 43/2003, de 21 de noviembre, se vino a
flexibilizar -gracias a la modificación impulsada por la Asociación Forestal
de Soria- las posibilidades de gestión de los “montes de socios”, creando la figura de las Juntas Gestoras.
En
efecto, la Disposición Adicional
Décima de la
citada Ley 43/2003 establece en cuanto a la “Gestión de
montes pro indiviso”:
<<1. Para la gestión de los montes cuya titularidad corresponda pro
indiviso a más de diez propietarios conocidos, podrá constituirse una junta gestora que administrará los intereses de
todos los copropietarios.
2. Para la constitución de la junta gestora a la que se refiere el
apartado anterior, el órgano forestal de la comunidad autónoma convocará a
todos los copropietarios garantizando la máxima difusión y publicidad de la
citada convocatoria, siendo suficiente el acuerdo de la totalidad de los
asistentes a la misma para que dicha constitución se considere válida.
3. La
junta gestora que se constituya podrá autorizar los actos de administración
ordinaria y extraordinaria, gestión y disfrute del monte y de todos sus
productos, y la enajenación de toda clase de aprovechamientos forestales,
energéticos y mineros, así como cualquier otro acto para el que estén
habilitados los propietarios de acuerdo con esta ley. Asimismo, podrá realizar
contratos con la Administración, salvaguardando siempre los derechos de todos
los copropietarios.
4. Los beneficios que se
generen correspondientes a las partes de la propiedad no esclarecidas deberán
invertirse en la mejora del monte. En caso de no poder identificarse la
propiedad no esclarecida, deberá invertirse en dicha mejora al menos el 15 por
ciento del beneficio total obtenido por los copropietarios>>.
Por tanto, las Juntas Gestoras se crean a
petición de un conjunto de más de diez copropietarios que acrediten su condición de causahabientes de los compradores
iniciales del montes. Estas Juntas pueden adoptar para su constitución cualquiera de las fórmulas jurídicas que
ofrece el marco legal. En cualquiera de los casos, deberán disponer de
unos estatutos y normas que garanticen la voz y el voto de todos los condueños.
También tienen entre sus competencias
el admitir a nuevos miembros, definiendo y estableciendo las normas para que
estos acrediten su condición de copropietarios. La Junta Gestora,
además de trabajar por una correcta administración del monte, tiene la obligación de velar por los
intereses de los propietarios no integrados en la misma, por lo que los
beneficios que se generen correspondientes a las partes de la propiedad no
esclarecidas deberán ser invertidos en la mejora del monte. En caso de
no poder identificarse la propiedad no esclarecida, deberá invertirse en dicha
mejora además, al menos el 15 por ciento del beneficio total obtenido por los copropietarios.
En
Galicia se localiza una
variante de este tipo de “montes de socios” en la mitad septentrional de
Galicia, al norte de una línea que iría del río Ulla a Pedrafita, conociéndose
con los nombres de “montes abertales, de voces, de varas o de fabeo “
Por
tanto, los “montes de socios” (al igual que los MVMC) se diferencian respecto
de los “montes comunales” en que aquéllos son de titularidad privada, mientras
que estos son de titularidad pública municipal. Asimismo se diferencia de los
montes comunales y de los MVMC en que no son inalienables e imprescriptibles,
al constituir una forma de comunidad romana con cuotas desiguales entre los
copropietarios (“socios”), que pueden incluso acordar la división del monte en
proporción a sus cuotas, lo que conlleva la extinción de la comunidad.
Vigo, 12 de Julio de 2015
Una pregunta, ¿podría prosperar una demanda para devolución a propietarios de Montes Vecinales en Man Común?, ¿en qué caso sí podría proceder? Estoy hablando de un caso concreto en el que hay propietarios que aseguran tener hijuelas de dichos terrenos.
ResponderEliminarHola Marta: como buena gallega que soy, la respuesta que debo darte a tu primera pregunta es DEPENDE. Me explico, hay casos en que algunos montes de varas o de fabeo (montes privados pertenecientes en comunidad romana a varios propietarios con cuotas diferentes de copropiedad), fueron erróneamente clasificados por el Jurado de montes como vecinales en mano común. Yo conozco algún caso, en que los copropietarios presentaron una demanda declarativa de dominio contra la Comunidad de montes y dicha demanda le fue estimada.
EliminarAhora bien, son los demandantes los que deben acreditar que se está ante un monte de varas y no ante un monte vecinal en mano común.
Conozco también otros casos en que los vecinos de un determinado lugar o parroquia procedieron a partir el monte entre ellos, fundamentalmente para evitar las repoblaciones masivas de la Administración. Posteriormente, tales montes fueron clasificados como montes vecinales en mano común, pero los herederos de los antiguos vecinos que partieron el monte se resisten a devolver al común las porciones que en su día obtuvieron sus causantes en la partición, surgiendo así un conflicto entre la Comunidad propietaria y los poseedores de tales porciones, de las que se consideran dueños por haberlas heredado de sus padres, abuelos ...
Debes tener en cuenta que, en este segundo caso, el monte vecinal es indivisible, inalienable e imprescriptible. Ello signfica que si se demuestra que el terreno litigioso era monte vecinal al tiempo de la partición, ésta será declarada nula radical y los poseedores resultantes de tal partición nunca podrán adquirir el dominio de los terrenos, sea cual sea el período de tiempo que lleven en su posesión efectiva, pues el monte vecinal es imprescriptible.
Saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuchísimas gracias Cristina.
EliminarMe ha gustado mucho tu post, estoy haciendo un proyecto de master sobre montes vecinales en mano comun y baldios portugueses y ha sido muy esclarecedor. Felicidades
ResponderEliminarMe alegro que este post te haya ayudado en tu proyecto de Master, Rut Valado.
EliminarComo opositor a Notarías te debo dar las gracias por la genial, simple, concisa y precisa clasificación de los montes de aprovechamiento colectivo. Muy útil! GRACIAS!
ResponderEliminarGracias a ti por leerme y me alegra que este artículo te haya sido útil.
ResponderEliminarBuenos días Cristina, muchas gracias por este post tan clarificador. Me surge una duda, si la propiedad de un monte figura a nombre del común de vecinos, esto significa que es un monte comunal (propiedad de un ayuntamiento) o por el contrario es un monte vecinal en mano comun. En este último caso la propiedad podría retornar al Ayuntamiento si pasados 30 años la agrupación vecinal hubiera desaparecido ¿no?. Muchas gracias por tu atención y un saludo
ResponderEliminarBuenos días, Rebeca:
EliminarNo sé a qué localidad te estás refiriendo, en concreto, si está en Galicia o fuera de ella. Eso es fundamental para determinar si estamos ante un monte vecinal o comunal, Por otra parte, me asalta la duda de sobre ¿donde figura el monte como del común de vecinos?; en el catastro?, en el registro de la propiedad?, en el Inventario municipal?
Tanto los montes vecinales como los comunales son imprescriptibles y en el caso en que se trate de un monte vecinal, la ley 13/89 prevé la tutela del monte por la Xunta de Galicia en los casos en que desaparezca la comunidad vecinal o en caso de grave abandono de la gestión del monte.
En fin, para poder responder a tus dudas, necesitaría más información. Te dejo el teléfono de mi despacho: 981 17 38 90, por si quieres llamarme (no tengo ningún problema en atender tu llamada).
Saludos
Cristina Bugarín
Perdona Rebeca, pero mi teléfono es el 986 17 38 90 (no 981). Lo siento
EliminarPerdona Rebeca, pero mi teléfono es el 986 17 38 90 (no 981). Lo siento
EliminarBuenas tardes Cristina.
ResponderEliminarComo compañera de fatigas tuya, te agradezco este articulo, tan breve como claro.
Aunque llevo tiempo ejerciendo, es la primera vez que me encuentro con un tema de estos y me has aclarado muchas dudas.
Un saludo
Me alegro de que este artículo te haya servido de ayuda.
EliminarExcelente artículo, con el poso de la sencillez y claridad que deja el conocimiento reposado de un tema como éste.
ResponderEliminarBuenos días.Somos propietarios de una finca con vivienda obtenida a través de la redención de foros hace unos 100 años. Es lindante con el monte comunal y, con el nuevo deslinde, pretenden incluirla dentro del comunal alegando el Catastro del Marqués de la Ensenada. Yo entiendo, por lo que usted aquí escribe, que somos propietarios de una parcela de monte de socios, es decir, privado y no comunal... Muchas gracias
ResponderEliminarBuenos días , soy propietario de un hostal en una parroquia de Pontevedra , aunque no vivo en ella , soy el que lleva el negocio y quisiera saber si puedo ser comunero.
ResponderEliminarNo puedes ser comunero, pues para ello tendrías que vivir, con residencia habitual, en casa abierta en dicha parroquia. El hecho de regentar un negocio en la parroquia no te da derecho a ser comunero.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu publicación y por la claridad con que la presentas. Preparando el Trabajo de Fin de Grado he tenido que buscar la diferenciación entre tipos de monte común privado, me las estaba deseando en la LM y... ¡la explicación es interesantísima!
ResponderEliminarFuturo graduado en Ciencias Ambientales
Gracias a ti por tu comentario, futuro graduado en Ciencias Ambientales. Me alegra que este artículo te hay ayudado en tu trabajo de Fin de Grado.
EliminarQue diferencias hay entre mcv y mvmc en Galicia
ResponderEliminarNo existe monte comunal vecinal, o es monte comunal (del ayuntamiento) o es vecinal en mano común (Comunidad De Montes)
EliminarHola, me quedo con la duda nuestro monte figura como monte comunal vecinal, seria una comunidad tipo románico o germánico, la titularidad seria de los vecinos o del municipio, en el catastro figura con el nombre de la aldea
ResponderEliminarDonde figura como comunal vecinal??; en el inventario municipal o en el catastro??; no conozco la categoría de monte comunal vecinal. Debería comprobar si el monte está clasificado por el Jurado de montes, en ese caso sería monte vecinal en mano común, comunidad de tipo germánico
EliminarFigura en el catastro, nunca se hizo ningún trámite en el jurado de montes, en la zona casi todos están como vecinal en mano común, pero este tal y como dice el catastro monte (común o comunal) vecinal de Bagude
EliminarBuenos días, Jose Antonio:
Eliminarefectivamente comprobada en la WEB de la Consellería de Medio Rural, los montes vecinales de los distintos lugares de la parroquia de Bagude fueron clasificados como vecinales en mano común, salvo el del mismo lugar de Bagude (datando la clasificación de los montes de Acevedo, Biduedo y O Cunqueiro del año 1977 y la de los montes de Rececendes del año 1985). Ahora bien, de la descripción de tales montes clasificados se evidencia claramente que el monte vecinal del lugar de Bagude se halla entre los montes vecinales Acebedo (al Oeste), los montes vecinales de O Cunqueiro y Rececendes (al Sur), y los montes de Vilariño de la parroquia de Belad (al Norte y Este), tal y como acreditan las descripciones de tales montes que se recogen en sus respectivas resoluciones de clasificación y carpeta-ficha.
Por tanto, deberían presentar la correspondiente solicitud de clasificación de los montes de Bagude ante el Jurado de montes de Lugo y, una vez clasificado, constituir la Comunidad de montes de Bagude, aprobando sus estatutos y eligiendo su Junta Gestora.
Desde nuestro despacho de BUGARIN & GAGO, nos ponemos a su disposición para realizar los trámites necesarios, para lo cual se les remitiría con carácter previo un presupuesto de honorarios.
Saludos
Cristina Bugarín
Gracias Cristina, ese trámite necesita la aprobación de todos los vecinos o un solo vecino puede iniciar los tramites, te hablo de vecinos bastante especiales
EliminarDe acuerdo con el artículo 11 de la Ley 13/89, de montes vecinales en mano común de Galicia y artículo 19 del Decreto 260/1992, por el que se aprueba su Reglamento, el expediente de clasificación se podrá iniciar "a instancia de cualquier vecino".
EliminarMe puedes enviar el presupuesto a mi correo casacasanova@outlook.es
EliminarSi una cvmc vende pinos, que pueden hacer con ese dinero? Le corresponde algo a cada comuneros?
ResponderEliminarLas CMVMC deben invertir al menos el 40% de los beneficios obtenidos (inclusive la venta de madera) en mejoras del monte vecinal (ej. confección del plan de ordenación; deslinde del monte vecinal; mejora y conservación de pistas forestales; limpieza del monte, etc).
EliminarEn cuanto a la posibilidad de reparto de una parte de los beneficios entre los comuneros, tiene que estar prevista expresamente en los Estatutos de cada comunidad y ser aprobada por asamblea general.
Hola Cristina. Es un tema muy interesante y seguramente bastante desconocidos por la población en general entre los que me incluyo. Tengo una pregunta, si un camino público que se encuentra en el inventario municipal pasa por una zona delimitada como monte vecinal en mano común,¿la CMVMC podría reclamar la titularidad de ese camino? ¿Qué circunstancias se deberían dar para que así fuese? No es ningún caso concreto. Muchas gracias y enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarHola Telmo: La inclusión de un bien (como un camino) en el Inventario municipal conlleva una presunción de que se trata de un bien de dominio público, pero admite prueba en contrario. No es fácil dar una respuesta a un planteamiento tan genérico, pues la solución al interrogante que me planteas depende de las circunstancias de cada caso concreto, como por ejemplo la forma en que se encuentre delimitado perimetralmente el monte vecinal (si está deslindado o no; si sólo cuenta con el croquis de la carpeta-ficha o tiene una cartografía de mejor calidad técnica), así como depende también de las características del camino en cuestión (si es de tierra o, si por el contrario, se encuentra asfaltado, cuenta con alumbrado público, red de saneamiento, etc). Todas estas circunstancias, muy variables de un caso a otro, hacen que la demanda reivindicatoria de la Comunidad titular del monte sobre el que discurra el camino inventariado como municipal, tenga más o menos posibilidades de éxito.
ResponderEliminarGracias por tu pronta respuesta Cristina. El tema de los caminos públicos me preocupa bastante, no solo en el caso de las CMVMC sino en general, dado que practico habitualmente senderismo y de vez en cuando incluso diseño algún itinerario con vistas a su posterior señalización y homologación federativa y tengo ciertas dificultades a la hora de determinar si realmente estoy pisando un camino de dominio público o por el contrario el itinerario está abocado al fracaso por ser privado (a menos que se consigan las correspondientes autorizaciones de paso...). El catastro está como está y el inventario, cuando lo hay, tenía entendido que podría ser la herramienta decisiva pero, por lo que interpreto de tus palabras, un camino inventariado como público se puede echar abajo si se dan las circunstancias. Creo que es un tema de una gran problemática a la hora de diseñar itinerarios con unas mínimas garantías de éxito de cara a su futuro sobre todo porque uno de los objetivos básicos del diseño de senderos, aparte del social, cultural o ambiental, es precisamente la recuperación de caminos de uso tradicional o histórico (agrario, forestal, pecuario, etc.). Gracias nuevamente. Un saludo.
ResponderEliminarTengo una duda sobre el origen foral de muchos de los actuales montes vecinales. En las clasificaciones se deduce en muchos casos un origen foral, por el que los foratarios adquieren la propiedad al amparo de legislaciones liberales. En estos casos en cuales se puede considerar la propiedad como vecinal en mano común o por el contrario como abertal?. Solo sería en el caso de redención a partes iguales? y en este caso no se consideraría igualmente abertal al ser adquirida la propiedad por personas concretas a nivel individual y no como un colectivo?
ResponderEliminarHola Santiago, me he dado cuenta hoy de que tenía este comentario tuyo sin responder. De todas formas, creo que te aclaré todas tus dudas por un correo electrónico posterior. Siento el despiste
EliminarBuenos días Cristina. Muy, pero que muy interesante tu Blog. Me permito hacerte la siguiente pregunta: Como propietaria puedo ceder mis montes a la CMVMC? durante cuánto tiempo? Si lo hace alguna persona que no vive en la Parroquia pero que si tiene montes y los quiere ceder, podría ser entonces comunero? Muchas Gracias.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Maria Luisa. En cuanto a tu pregunta, decirte que las Comunidades de montes tienen capacidad jurídica para adquirir por donación fincas o montes privados, sin necesidad de autorización previa del Servicio de Montes (art. 57.1 in fine de la Ley 7/2012), ahora bien esa donación es definitiva, es decir, no se acota en el tiempo. Por el contrario, la ley no prevé la cesión temporal de terrenos por parte de particulares a favor de una comunidad de montes. En ningún caso la persona que done sus terrenos a la comunidad podrá ser comunera si no cumple el requisito de tener su residencia habitual en la parroquia en la que radica el monte vecinal. Saludos
EliminarBuenos días Cristina, te escribo desde Castilla.
ResponderEliminarSe puede dar el caso de que un monte adquirido en la desamortización (Monte de Socios) desde su adquisición funcione como un monte de Vecinos, pase a tener esa denominación?
Gracias de antemano.
En Lugo si una persona que tiene fincas en monte común y esta fallece. ¿Las fincas pasarían para el heredero universal, aunque este no viva allí;o pasaría para la persona que vive allí aunque solo le toque la legítima por ley?
ResponderEliminarNo sé a qué se refiere con "tener fincas en monte común". Si se trata de fincas privadas enclavadas dentro del monte vecinal, efectivamente su dominio se transmite por vía de herencia a la muerte del propietario, como cualquier otra finca privada. Pero si se está refiriendo a las llamadas "tomadas", es decir, ocupaciones de monte vecinal cerradas por particulares, las mismas tienen la misma naturaleza vecinal que el monte del que forman parte integrante y, por tanto, son inalienables y no se pueden transmitir de forma alguna.
EliminarHola Cristina, muy aclarador tu artículo, está genial. Mi duda es un supuesto de un examen de oposición: Se puede declarar y catalogar de Utilidad Pública una donación particular de una herencia de un monte a favor de la Administración de una Comunidad Autónoma pero solo de 5 de 8 partes cedidas de un proindiviso indivisible?!. Dicho de otro modo, las 3 de 8 cuotas restantes se pueden mantener propiedad de particulares y las 5 de 8 partes cedidas a la CCAA se pueden declarar MUP?!. Gracias!!
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